TRATAMIENTO CON LÁSER
La palabra láser es un acrónimo en inglés que quiere decir "amplificación de luz por emisión estimulada de radiación". Los instrumentos de láser emiten un rayo delgado de energía concentrada en forma de luz. La luz se calcula en longitudes de onda y cada longitud de onda genera una emisión térmica particular, gracias a lo cual los dentistas pueden predecir el efecto que tendrá en un tejido específico. Así, algunas longitudes de onda son más adecuadas para realizar ciertos tratamientos que otras. Existen ciertos láseres, por ejemplo, que se usan para las cirugías de tejidos blandos, mientras que otros son efectivos para tejidos más duros como el esmalte dental y los huesos, según la NJOMS.
Usos del láser en la odontología
La luz emitida por láser puede eliminar o cambiar la forma de un tejido, lo que lo convierte en una herramienta muy valiosa para los siguientes procedimientos:
- Quitar tejido de una muela del juicio parcialmente expuesta.
- Remodelar tejido gingival que haya crecido demasiado debido a la toma de ciertos medicamentos.
- Extraer y remodelar tejido óseo y gingival durante los procedimientos de alargamiento de coronas dentales.
- Quitar tejido gingival inflamado.
- Quitar las uniones musculares que restringen el movimiento de la lengua o de los labios.
- Acelerar los procedimientos de blanqueamiento dental realizados en un consultorio.
- Reducir las molestias causadas por fuegos y úlceras labiales.
- Retirar cantidades pequeñas de esmalte dental.
- Preparar el esmalte dental para la colocación de adhesivos de resinas compuestas.
- Reparar ciertos tipos de rellenos desgastados.
Lo que más les gusta a los pacientes de los tratamientos con láser es que se pueden usar en lugar de los taladros y la anestesia, lo que disminuye las molestias, según la Guía del Consumidor de Odontología de los EUA. Los procedimientos con láser también permiten controlar mejor el sangrado, lo que hace que sea menos necesario la sutura. Como resultado, el daño a los tejidos circundantes es menor, por lo que los tiempos de curación son más cortos que con los tratamientos convencionales. Además, cuando se usan láseres hay menos bacterias en el lugar de la operación, ya que el rayo de luz esteriliza la zona y reduce las probabilidades de infección.